viernes, 8 de octubre de 2010

Artículo: San Fernando, población precursora de Resistencia (*)

Creación de colonias-cantones en el Chaco

La Ley Nº 686 promulgada por el Presidente Domingo F. Sarmiento el 4 de Octubre de 1874 constituye el primer esfuerzo orgánico del Estado Nacional por colonizar el territorio de nuestra actual Provincia. Por esta ley se creó la Jefatura Política del Chaco, que abarcaba territorialmente todo el Chaco Austral desde el Río Bermejo al Norte hasta el Arroyo del Rey en el actual Chaco santafesino al Sur.
Aurelio Diaz, Jefe Politico del Chaco
Esta norma legal, aunque de corta vigencia, afianzó el dominio territorial argentino sobre esta parte del Chaco, y permitió el comienzo de la colonización a cargo del Estado Nacional. En sus artículos 10º y 11º  establecía la fundación de cuatro colonias-cantones en la costa chaqueña frente a la ciudad de Corrientes, al sitio de Rincón de Soto, y a los pueblos de Empedrado y Bellavista en esa provincia, más la distribución de tierras a los futuros pobladores.
El Presidente Nicolás Avellaneda, quien sucedió a Sarmiento, nombró Jefe Político al correntino Aurelio Díaz y como su Secretario a Luis Jorge Fontana, por Decreto del 29 de Marzo de 1875. Por el mismo acto Avellaneda dispuso también que el Jefe Político, asociado al Jefe de la Frontera Norte Coronel Manuel Obligado y al Agrimensor Arturo Seelstrang -a quienes se agregaría después el Agrimensor Enrique Foster- hiciesen el reconocimiento de ese territorio y eligiesen los puntos precisos donde deberían fundarse dichas colonias. Además le fijaba las condiciones que debían reunir en cuanto a su ubicación, perímetro, número de manzanas, chacras, quintas y espacios destinados para los edificios públicos.
Esta Comisión Exploradora, después de reconocer toda la zona, eligió para fundar la primera colonia el paraje denominado "San Fernando", punto situado muy próximo a la margen derecha del Río Negro y a ocho kilómetros del Río Paraná. A mediados de Octubre de 1875 se practicó la primera mensura de esta colonia y en Mayo de 1876 se elevó el informe y los planos de tres colonias trazadas en el Chaco. Además de "Resistencia", las restantes eran: la colonia "Timbó" frente a Goya y "Las Toscas" frente a Bella Vista, descartándose los terrenos situados frente a Empedrado por ser bajos e inundables. Esta mensura recién fue aprobada por la Dirección Nacional de Tierras el 27 de Enero de 1878, el mismo día en que arribó a la Colonia el primer contingente de inmigrantes procedentes del Friul en Italia.

 El pueblo de San Fernando

Cachapé con yunta de bueyes, típico
medio de transporte de un obraje,según
 un óleo de Alfredo Pértile

El paraje elegido para fundar la Colonia Resistencia no era un sitio baldío y tenía una gran importancia histórica. Fue desde 1750 el asiento de la Reducción Jesuítica de San Fernando del Río Negro y abandonado con posterioridad a la expulsión de la Orden por el Rey Carlos III de España en 1767. El paraje conservó su nombre y desde 1857 fue asiento permanente de obrajes madereros. Cuando en 1864 se proyectó un camino a través del Chaco hasta Santiago del Estero, San Fernando fue su punto de partida y los caciques tobas y vilelas de la zona celebraron un tratado con el Gobernador de Corrientes Pedro Ferré comprometiendo su apoyo a ese proyecto. Hacia 1870 el Coronel Napoleón Uriburu, quien regresaba de una expedición al Chaco, informó que en el paraje existían 15 obrajes y que en ellos trabajaban 1.500 peones como hacheros, en su mayoría aborígenes. Este número de obrajes implicaba una importante concentración de pobladores aborígenes y criollos con sus familias, en el paraje San Fernando.

El 18 de Marzo de 1873 el Jefe de la Capitanía del Puerto de Corrientes informó al Gobernador del Chaco Julio de Vedia -quien residía en Villa Occidental frente a Asunción- de la existencia frente a Corrientes de una población de 400 a 500 habitantes y que alcanzaba 800 o a 1.000 el número de personas que trabajaban en los obrajes. También señaló la necesidad de una autoridad para poner freno a los abusos y conflictos que allí se producían, y de responder positivamente a los pedidos de muchos obrajeros para adquirir las tierras que ocupaban. El General Vedia solicitó de inmediato la autorización para crear una autoridad en ese punto, expresando que se encontraba "en vías de ser una población de importancia", y aunque obtuvo la misma, este paso no se concretó. En septiembre de 1873 un informe estadístico de la Gobernación declaraba que en San Fernando existían ya 800 habitantes dedicados princpalmente al corte de maderas, y al año siguiente el encargado del Gobierno del Chaco Coronel Federico Mitre, expresaba que la población de San Fernando superaba a la propia Villa Occidental capital de la Gobernación.


Los establecimientos obrajeros.

Cnel. José María Ávalos
Obrajero de San Fernando

Al llegar, en 1875, la Comisión exploradora encargada de trazar las nuevas colonias del Chaco encontró en San Fernando una población ya establecida y laboriosa dedicada al corte y comercialización de las valiosas maderas de la zona, las que se embarcaban en el Puerto de San Fernando sobre el Río Negro o en Barranqueras sobre el Río Paraná, con destino a otros puertos del Litoral e incluso al exterior. Entre los principales vecinos allí radicados se encontraban: el Coronel José María Ávalos -veterano de la Guerra del Paraguay-, Félix Seitor o Seitour, Antonio Brígnole, José Ameri, Carlos Corsi, Agustín Andriani, Antonio Piccilli, Ramón Vázquez y Simeón Borda, entre otros. Los establecimientos que se destacaban por sus comodidades y fortificaciones eran los de Ávalos y Seitor, ubicados muy próximos entre ellos, a la altura de la Av. 25 de Mayo al 2000 el primero, y de la calle Julio A. Roca al 1700 el segundo, de la actual Resistencia.

´Guerreros aborígenes atacan una población,
según ilustración de época.

La casa-fuerte de Ávalos contaba con diez habitaciones de material, galpones y taller de carpintería, todo protegido con una extensa empalizada de palo a pique para la defensa contra los ataques indígenas. El informe de la Comisión señala que los motivos que llevaron a éste y otros obrajeros a concentrarse en ese paraje eran: la necesidad de prestarse mutuo apoyo en caso de peligro, y el natural deseo del hombre de vivir en sociedad. Pero también indica que la concentración de pobladores aumentó cuando en esos años la fiebre amarilla hizo estragos en Corrientes y muchos vecinos de esa ciudad buscaron la costa chaqueña "...procurando el aire puro de una atmósfera no infestada..." y eligiendo para su residencia San Fernando. Si bien la Comisión Foster-Seelstrang señaló que estas condiciones tan favorables fueron decisivas para la elección del lugar como asiento de una nueva colonia, no dejaron de denunciar los abusos que cometían los propios obrajeros con los peones aborígenes especialmente a la hora de pagarles por su trabajo, así como el tráfico de armas y bebidas que comerciantes inescrupulosos practicaban con estos pueblos. Precisamente expresaban que estas eran las causas de los graves y frecuentes ataques que las diversas tribus llevaban cotra los mismos obrajes.

Comienza la lucha armada.

Soldados defendiendo una empalizada, según
una ilustración de época

Antes y después de su mensura y trazado, la Colonia atravesó por situaciones dramáticas que pondrían a prueba su voluntad de subistir y lograr la cohesión necesaria para constituir una comunidad. A las diversas tribus que habitaban en sus proximidades le resultó insoportable la presencia de aquellos a quienes consideraban responsables de los abusos y uniéndose resolvieron arrasar la población. En abril de 1875 se comenzaron a recibir alarmantes noticias sobre un inminente ataque de tribus coaligadas sobre San Fernando.

Esta población sólo estaba defendida por una guarnición de 15 hombres de la Guardia Provincial de Corrientes y por los peones de los obrajes que pudieran armarse. El tan temido ataque se produjo los días 10, 11 y 12 de Junio, cuando unos mil aborígenes armados con lanzas, flechas y armas de fuego, se abatieron contra los establecimientos de San Fernando. Encabezaban la defensa el Jefe Político Aurelio Díaz y el Coronel José María Ávalos, secundados por la peonada armada. Los primeros ataques fueron rechazados, pero los defensores debieron atrincherarse en el fuerte del Coronel Ávalos a la espera de los refuerzos solicitados urgentemente a Corrientes. Desde esta ciudad llegaron finalmente 30 efectivos al mando del Mayor Pedro Quijano, gracias a lo cual pudieron finalmente hacer frente con éxito a este ataque, aunque la población corrió serio riesgo.

Pedro Quijano, Mayor de Guardias
Provinciales de Corrientes quien acudió
en Defensa de San Fernando

En los combates que se libraron en torno a las empalizadas de Ávalos, murieron un capataz y dos peones, mientras que otro defensor resultó herido. El Mayor Quijano pudo dar muerte a uno de los caciques atacantes, pero la leyenda sobre un combate singular entre el Coronel Ávalos y el cacique vilela Leoncito debe considerarse falsa, pues Leoncito no participó de estos ataques sino de otros posteriores, y no murió en este enfrentamiento sino en una pelea con un jefe toba al año siguiente.
Estas jornadas que tuvieron trascendencia nacional a través de la prensa de Buenos Aires, probaron que San Fernando era una población capaz de sostenerse frente al peligro y la eficacia de la  ayuda militar proveniente de Corrientes. Pero también demostraron la reacción de los pueblos originarios de la zona frente al abuso y al maltrato de que eran objeto, como lo reflejan muchos testimonios documentados.
El nombre de Resistencia.
La Comisión Exploradora Foster-Seelstrang recogió de labios de sus protagonistas el relato de estos dramáticos sucesos, ocurridos apenas cuatro meses antes de su arribo al lugar, y consideró justo consignar el hecho en su informe oficial al bautizar a la nueva colonia: "...la cual se denominó Resistencia por el hecho de haber resistido durante bastante tiempo un corto número de hombres sin protección de ningún gobierno, las continuas amenazas de los aborígenes."


"El toba" obra del escultor
chaqueño Carlos Schenone
La nueva colonia, ya mensurada y trazada, debió soportar nuevos ataques durante 1876. En Enero y Febrero de ese año, el cacique vilela Leoncito se reveló contra las autoridades y llevó dos ataques contra San Fernando, preliminares de un ataque más violento que realizó en alianza con el temible cacique toba Cambá, el 25 de Abril. En ese día, ambos caciques realizaron el último y más importante ataque contra la población del paraje, pues sus guerreros divididos en cinco grupos y portando sus respectivos estandartes, embistieron a los establecimientos fortificados de Ávalos y Seitor, con gran encarnizamiento. Se llegó a la lucha cuerpo a cuerpo, pero nuevamente los soldados del Mayor Quijano fueron de gran ayuda, hasta que los atacantes fueron rechazados con numerosas baja, mientras los defensores tuvieron cuatro heridos.
Con el nombramiento del Comisario de Administración de la colonia en abril de 1876, que recayó en Jaime Sosa Escalada, se dieron los primeros pasos para organizar la misma y recibir, casi dos años después, al primer contingente de inmigrantes que habrían de poblarla. 


(Extractado de la nota publicada en Diario "Norte" de Resistencia, 1 de Febrero de 1998, p. 22)



martes, 5 de octubre de 2010

Artículo: Concepción del Bermejo y la Laguna de las Perlas

      Al producirse la conquista y colonización del actual territorio argentino por España, el Gran Chaco dio origen a muchos relatos legendarios que los conquistadores recogían de labios de los aborígenes. Uno de estos relatos estuvo vinculado con la fundación de la ciudad de Concepción del Bermejo el 14 de abril de 1585, la primera ciudad española en nuestra región. La inmensidad de sus bosques y la belicosidad de sus habitantes unido a  la mentalidad del español de los siglos XVI y XVII y a su codicia y ansia de aventuras o fama, abonaban el terreno para dar crédito a los relatos más fabulosos.

Nace una leyenda.
    Desde las primeras incursiones de los españoles en el Gran Chaco se creyó firmemente en el Río de la Plata y el Tucumán, que en su interior existía una misteriosa laguna de cauce perenne donde podía recogerse una clase de ostra que producía finísimas perlas. Dicha laguna era ubicada imprecisamente junto al río Epetí o Bermejo  en el territorio de los indios Hohomas, por lo que originariamente se la conoció con el nombre de “Laguna de los Hohomas”. Estos aborígenes eran, según el cronista jesuita Padre José Guevara, una parcialidad de dos mil guerreros que habitaba los alrededores de la laguna y que de aliados se convirtieron después en enconados adversarios de los españoles. Con ellos el fundador de Concepción del Bermejo instaló una reducción que se encontraba al Este de esta ciudad.
La voz de los cronistas.
Primera edición de "La Argentina y
Conquista del Río de la Plata " de
Martín del Barco Centenera
     Quien más contribuyó a popularizar a esta laguna fue el clérigo Martín del Barco Centenera, que llegó al Río de la Plata hacia 1572 y permaneció veinte años en estas regiones. En un extenso poema épico titulado “Argentina y Conquista del Río de la Platacompuesto a fines del Siglo  XVI y que dio nombre a nuestro país, dejó este testimonio en los siguientes versos:
“Una laguna tiene de gran fama/ llegada al Ipití que dicho habemos/ de los Ohomas es y así se llama,/ que aquesta gente habita en sus extremos./ En el Río Bermejo se derrama,/ y que ésta tenga perla lo sabemos,/ el Ohoma, señor de esta laguna,/ estando en Asunción me dio más de una.”
     Para esa misma época partió de Asunción la expedición fundadora  de Concepción del Bermejo en el Chaco; la búsqueda de las supuestas perlas debió estar en el ánimo de más de uno de los integrantes de la expedición de Alonso de Vera de 1585. Abona nuestra suposición el hecho de que otro cronista rioplatense, el asunceño Rui Díaz de Guzmán, en su obra “Argentina Manuscrita” escrita entre fines del Siglo XVI y principios del Siglo XVII,  dio también crédito a esta leyenda. Allí afirmó que los aborígenes del Bermejo traían las mencionadas perlas a Asunción y obsequiaban con ellas a los españoles. Díaz de Guzmán situaba a la Laguna de las Perlas a sólo seis leguas de la ciudad de Corrientes, al Este de Concepción del Bermejo.

Se acrecienta la leyenda.
    Lejos de extinguirse esta leyenda fue creciendo con el paso de los años. Una versión que nos trae el ya citada Padre Guevara, expresa que un criollo de nombre Marcos Salcedo, natural de Santa Fe, vivió un tiempo entre los mocobíes y a su regreso contó que los indios de la laguna pescaban ostras para su sustento, pero desechaban las perlas, las que en grandes cantidades quedaban diseminadas en la costa. Este relato no hizo sino aumentar la fama de tan misterioso lugar.
    Posteriores expediciones ampliaron el conocimiento del Gran Chaco y la Laguna de las Perlas fue situándose más al Oeste, sobre la margen derecha del Río Bermejo y cerca de la ciudad de Concepción del Bermejo, destruida por los aborígenes en 1632.
    Aún en pleno Siglo XVIII el historiador jesuita Padre Pedro Lozano, en su Historia de la Conquista del Paraguay y del Río de la Plata, da como cierta la existencia de perlas en el Río Bermejo y sitúa a la Laguna de las Perlas a ochenta leguas de la boca del río y a cuarenta del lugar donde había estado la ciudad de Concepción del Berme
                 
                     La opinión del Padre Jolis.
Gobernador de Tucumán Jerónimo Matorras quien
anunció haber encontrado perlas en su expedición
al Chaco de 1774
    Con una mentalidad más racionalista y más acorde con el Siglo XVIII, los misioneros jesuitas buscaron desvirtuar todas aquellas fábulas surgidas durante la conquista que al atraer la codicia de los españoles, interferían en sus labores apostólicas. El Padre José Jolís, en su “Ensayo de Historia Natural del Gran Chaco” expresó que los españoles habían tomado por perlas verdaderas “…ciertas pequeñas ovas llamadas por los guaraníes `trappia´ que se les parecen mucho y allí se encuentran en abundancia”. También el Padre Martín Dobrizhoffer, quien evangelizó a los Abipones negó categóricamente que en el Chaco existieran perlas.
    A pesar de estas opiniones críticas y fundadas, esta leyenda surgida en los primeros años de la conquista, perduró por más de dos siglos y con seguridad fue el comentario obligado de las huestes conquistadoras cuando se preparaba una nueva entrada al misterioso Chaco.
                 
                      La expedición de Matorras.
    En 1774 el Gobernador de Tucumán Jerónimo Matorras se internó en el Chaco para firmar las paces con el afamado cacique mocobí Paykín y encontró en las vecindades del Bermejo una gran laguna en cuyas  orillas pudo recoger “…conchas con menudas perlas”, pero por falta de buzos para reconocer sus profundidades, no pudo avanzar en su investigación. Como esta noticia fue recogida por el Rey Carlos III de España en una Real Cédula de 1777 por la que ordenaba la fundación de reducciones en el interior del Chaco, es muy probable que la expedición destinada a cumplir la real orden, tenía también la misión de averiguar sobre los secretos que encerraba la ya famosa laguna.
    Así es como en 1780 Francisco Gavino Arias se internó en el Chaco para fundar las reducciones prometidas a tobas y mocobíes y logró encontrar la célebre laguna, como consta en el diario de la expedición, pero no encontró rastros de las codiciadas perlas. Sin embargo Arias eligió el famoso sitio para levantar la Reducción de San Bernardo el Vértiz de indios tobas. El agua de la laguna sirvió para amasar los adobes con los que se levanto la iglesia y para aplacar la sed de la incipiente población.       

                    Comprobación científica
Mapa de Emilio Castro Boedo quien ubicó a la
Laguna de Las Perlas al sur del Río Bermejo
   Como un eco de esta leyenda, en los mapas de las expediciones que se internaron en el Chaco en la segunda mitad del Siglo XIX todavía figuran referencias a la Laguna de las Perlas. El navegante Emilio Castro Boedo, quien remontó el Bermejo en 1872, encontró la que supuso se trataba de la Laguna de las Perlas, a la altura de La Cangayé, cerca de la confluencia de ese río con el Teuco y la ubicó en el mapa que publicó junto con el diario de la expedición. Más científica fue la contribución del expedicionario y naturalista Luis Jorge Fontana, quien se encargó de develar el misterio. En su obra “El Gran Chaco” publicada en 1881, refiere que en una de las lagunas del Chaco Central recogió gran cantidad de “conchas nacaradas perleras” de la especie “Anadonta exótica” aunque de poco valor, y que los aborígenes la usaban para fabricar cucharas y collares, después de pulirlas prolijamente. Lo que incitó la codicia de conquistadores y aventureros por más de tres siglos, resultó ser un recurso muy utilizado por los pueblos aborígenes como alimento, para fabricar utensilios y como ornamento. Un uso mucho más adecuado a las necesidades humanas, que el que pretendía darle el hombre blanco.

domingo, 3 de octubre de 2010

Libro: "Efemérides Nacionales y de la Provincia del Chaco" (En colab.)

Esta obra fue realizada con la colaboración de los profesores Braulio Sandoval y Omar Quiroga quienes elaboraron la parte correspondiente a las efemérides nacionales. Me correspondió a mi la selección y redacción de las efemérides de la Provincia del Chaco. Como es común en obras de este tipo los acontecimientos están analizados en orden cronológico y mes por mes, de tal modo que los  correspondientes a la historia provincial van intercalados entre los de la historia nacional.
 Con respecto a los hechos de nuestra historia regional busqué limitarlos a los que consideré más sobresalientes en cada mes a fin de presentar una breve monografía que diese al lector una explicación más amplia de los procesos dentro de los cuales tuvieron lugar. De este modo me fue necesario omitir muchos hechos que figuran en otras efemérides, pero a cambio los lectores disponen de un panorama más comprensivo de todo nuestro proceso histórico desde la época hispánica hasta la etapa de la provincialización, sin dejar de destacar el papel protagónico que tuvieron los pueblos originarios a través de algunos de sus caudillos más notables. Tampoco se dejó de lado la recordación de aquellas personalidades que enriquecieron nuestra historia desde el campo de la cultura, de la investigación científica, y de la actividad evangelizadora, cuyas semblanzas están incluidas en el texto.

Combate de Napalpí entre las fuerzas del Ejército Nacional
y las huestes del cacique toba Juanelrai. (1883)
Ilustración incluida en la obra

Esta obra se completa con el texto de la Constitución Provincial de 1957 precedido por una breve reseña del momento histórico en que se sancionó, la nómina de gobernantes nacionales y provinciales con sus respectivos períodos de gobierno, y una toponimia chaqueña, con el nombre de localidades, lugares, parajes, ríos y lagunas de nuestra tierra. Los índices están organizados de tal forma que permiten la consulta de cada acontecimiento según el mes en que tuvo lugar y por orden alfabético.


Libro: "Misión Nueva Pompeya" (en colab.)

Este trabajo lleva el subtítulo de: "Labor franciscana ente los Wichi del Territorio Nacioal del Chaco (1899-1949) fue realizado en colaboración con la Profesora Carolina Salvay, presentado en las 2ª Jornadas de Historia Eclesiástica Argentina realizadas en Buenos Aires entre los días 10 al 12 de Junio de 1996 y editado por los autores en el mismo año en Resistencia, Chaco.
Consiste en una exposición sobre la labor misional que los Padres Franciscanos del Convento de San Diego de Salta, pertenecientes a la Sagrada Congregación de Propaganda Fide realizaron entre los aborígenes "wichi" del Chaco Occidental con la fundación de la Misión Nueva Pompeya cerca de la margen derecha del antiguo cauce del Río Bermejo, en la zona que se conoce como "El Impenetrable". Esta fundación formó parte de un extenso proyecto misional que los padres llevaron a cabo en Chaco y Formosa con la finalidad de evangelizar a los aborígenes tobas y wichis y de sustraerlos de la explotación de que eran objetos en los ingenios y obrajes de la zona, capacitándolos para las tareas agrícolas e industriales.
El trabajo describe la labor pastoral y educativa de los padres centrándose en la catequesis del aborigen, pero vinculándola estrechamente con la educación elemental y con las tareas agropecuarias además de otras tareas propias de la Misión. Se puede observar que el objetivo de los misionero fue apartar a los aborígenes de sus hábitos y creencias ancestrales propias de pueblos recolecores y pescadores seminómades, objetivo conseguido sólo parcialmente por las grandes dificultades económicas y por las propias deficiencias del método adoptado. En esta labor se destacaron los Pades Fray Bernabé Tambolleo, Fray Rafael Gobelli y Eliseo Jorge Ceschi, entre otros
Misión Nueva Pompeya ntes de su reconstrucción
Se analizan también las actividades económicas de la misión, la forma como se organizaron los cultivos y la cría de ganado a cargo de los propios aborígenes reducidos, así como el desarrollo de las actividades textiles sobre la base del aprovechmiento de la fibra del chaguar o caraguatá usada tradicionalmente por estos pueblos. Se describen las características de las instaslaciones de la misión y de los trabajos para proveerse de agua potable muy escasas en esa zona. Las principales dificultades que debió afrontar la Misión fue su aislamiento, la falta de caminos seguros para llegar al lugar, la continua migración de las familias aborígenes y la carencia de elementos para combatir los efectos de las sequías, las plagas y las enfermedades que afectaron a los cultivos y al ganado. Estos inconvenientes a los que sumó el escaso apoyo oficial determinó la declinación de la Misión y su abandono final hacia 1948. Completa este trabajo un apéndice documental que contiene el inventario oficial de la Misión, informes y memorias de los superiores de la orden franciscana Fr. Pedro Iturralde y Fr. Rafael Gobelli, asi como fotografías de la época y un mapa de su ubicación geográfica.

viernes, 1 de octubre de 2010

Artículo: Creación de la Gobernación del Chaco (*)

Campamento aliado en la Guerra de la Triple Alianza.Óleo de
Cándido López
Guerra de la Triple Alianza

 La finalización de la Guerra de la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay por un lado,contra la República del Paraguay gobernada por Francisco Solano López por el otro, actualizó los conflictos limítrofes que existían en esta parte del continente. De acuerdo con el tratado de alianza todo el Chaco Boreal debía ser adjudicado a la Argentina al concluir el conflicto. Brasil por su parte se adjudicaba territorios situados al noreste del país guaraní. En las postrimerías de este conflicto, en 1869, Asunción fue ocupada por tropas aliadas y de inmediato se instaló un gobierno provisional, mientras los últimos restos del ejército paraguayo eran acorralados en Cerro Corá y el Mariscal Solano López muerto a orillas del arroyo Aquidabán el 1º de Marzo de 1870.
Gral. Julio de Vedia
Primer Gobernador del Chaco
La cancillería brasileña no tardó en influir para que las nuevas autoridades paraguayas desconociesen los derechos argentinos sobre el Chaco. A raíz de un intento de las mismas de ejercer su jurisdicción sobre la localidad de Villa Occidental situada en la costa chaqueña y de los incidentes producidos con algunos empresarios residentes allí, el Gral. Emilio Mitre comandante de las tropas argentinas ordenó la ocupación de dicha localidad y enarboló en ella la bandera nacional.
El Gobierno Provisional Paraguayo protestó ante el Gobierno Argentino y reivindicó la posesión de Villa Occidental. El canciller argentino Mariano Varela respondió a esta reclamación con la conocida doctrina que lleva su nombre expresando: "La victoria no da derecho a las naciones aliadas para declarar por sí los límites que el tratado señaló", agregando que dichos límites debían ser fijados por medio de tratados una vez establecido el gobierno legal en Asunción. Esta respuesta pretendía fortalecer la posición argentina en el plano internacional y descolocar al Brasil en sus ambiciones territoriales.

Nace la Gobernación del Chaco

Presidente Domingo F. Sarmiento
En noviembre de 1871 se iniciaron las tratativas diplomáticas entre Argentina, Paraguay y Brasil para establecer los límites definitivos. Mientras que el Brasil logró firmar un tratado ventajoso, la negociaciones con nuestro país fracasaron y nuestro representante Manuel Quintana se retiró de las mismas. Gobernaba entonces  Domingo Faustino Sarmiento, quien ante esta grave situación resolvió dar un paso decisivo para asegurar nuestro derechos sobre el Chaco. El 31 de Enero de 1872 lanzó un decreto por el cual nombraba Gobernador del Territorio del Chaco al Comandante de las fuerzas argentinas en el Paraguay Gral. Julio de Vedia y le fijó residencia en Villa Occidental. Fundamentaba esta medida en la necesidad de garantizar la vida y propiedad de todos los habitantes de la República y que la administración militar de Villa Occidental no llenaba estas exigencias. El decreto fijaba la jurisdicción administrativa de las nuevas autoridades y facultaba a éstas para convocar a elecciones municipales y proponer la construcción de los edificios públicos necesarios para su desempeño. Aunque esta medida era provisional, la tirante situación internacional y la inminente reapertura de las negociaciones de límites con el Paraguay, determinó que el Congreso Nacional ratificara esa creación por Ley Nº 576 del 12 de Octubre de 1872. La instalación del gobierno en Villa Occidental se produjo el 19 de Febrero de 1875 y el Gral. Vedia estuvo en el cargo hasta fines de Enero de 1875. Los límites de la nueva Gobernación no eran precisos. Sus confines eran: al Este los Río Paraná y Paraguay, al Sur el Arroyo del Rey y el Río Salado, al Oeste las jurisdicciones de Salta y Santiago del Estero que no estaban delimitadas, y al Norte los límites debían ser fijados por los tratados con el Paraguay.

El Fallo arbitral de R. Hayes

Territorio adyacente a V. Occidental
que fue adjudicado al Paraguay
Villa Occidental fue capital de los Territorios del Chaco durante siete años, salvo por una breve interrupción de varios meses en 1876 durante los cuales la sede del Gobierno se trasladó a la Isla del Cerrito. Por el Tratado argentino-paraguayo de 1876 se fijaron los límites definitivos entre ambos países en el curso del Río Pilcomayo y Argerntina reconoció la jurisdicción paraguaya sobre el Chaco Boreal, salvo Villa Occidental y su territorio adyacente, los que fueron sometidos al fallo arbitral del Presidente de los Estados Unidos Rutherford Hayes. Este dictó su fallo el 12 de Noviembre de 1878 a favor del Paraguay. El Gobierno Argentino respetó ese fallo y en consecuencia, el Gobernador interino del Chaco Luis Jorge Fontana hizo entrega de Villa Occidental a las autoridades de Asunción en un acto solemne el 14 de Mayo de 1879.
La creación de la primera Gobernación que tuvo el país en su etapa constitucional quedó firme y la legislación que le dio origen sirvió de antecedente para la creación de las otras gobernaciones que se fueron incorporando a la realidad geopolítica a institucional de la Nación. Este hecho también permitió que el Chaco ocupase por fin la atención de los gobernantes para su colonización y organización política definitiva.

(*) Extratado de mi libro: "Efemérides Nacionales y de la Provincia".





Libro: "Historia del Chaco"


Este libro fue realizado con la colaboración de los destacados historiadores Prof. Alba Dellamea de Prieto y el Prof. Cirilo Ramón Sbardella, correspondiéndome la dirección de toda la obra. Fue concebida como un compendio de toda la historia del Chaco, sobre la base de las investigaciones personales de los autores y de la consulta de una vasta bibliografía que se cita al final de cada capítulo. Desde su primera edición en 1987 se publicaron ya tres ediciones, en los años 1994 y 2005. La primera edición estuvo a cargo de Ediciones del Docente de Capital Federal y Dione de Resistencia, Chaco.
Su contenido está dividido en seis capítulos, cada uno de ellos subdivididos en títulos cuya cantidad varía según la importancia y extensión de cada período histórico. En el Capítulo I se aborda el tema de las culturas aborígenes o pueblos originarios del Chaco desde su llegada a nuestra región hasta el arribo de los conquitadores españoles, con una descripción etnográfica de su organización social, creencias y costumbres. En el mismo capítulo se analiza el momento de la penetracón hispánica en el Siglo XVI, la fundación de las primeras poblaciones en el Gran Chaco, las expediciones al interior de la región, y las guerras de resistencia indígena a la conquista hasta fines del Siglo XVIII. En el Capítulo II se aborda el período independiente con las repercusiones de la Revolución de Mayo, los intentos de navegación del Bermejo y  los estudios sobre la región. En el Capítulo III se trata el período constitucional, con la incorporación territorial, el comienzo de la colonización y fundación de los primeros pueblos, las campañas militares, la situación de los pueblos originarios y la organización del Territorio Nacional del Chaco. El Capítulo IV se refiere al Período territoriano con el análisis del poblamiento, la situación de los pueblos aborígenes,el surgimiento de las instituciones culturales, el ciclo forestal, la llegada del ferrocarril y la evolución de los gobiernos territoriales desde 1905 a 1951. En el Capítulo V se expone el proceso de la provincialización, la primera constitución provincial y el primer gobierno constitucional de Felipe Gallardo. A continuación se analiza la evolución político-institucional desde el quiebre del orden legal en 1955, los gobiernos constitucionales de Anselmo Duca y Felipe Bittel y las intervenciones militares hasta el regreso al orden constitucional a partir de 1983. El Capítulo VI es de actualización a cargo del Prof. Omar Quiroga y está presente en la segunda y tercera edición de la obra. Plantea la evolución política en la última etapa democrática entre 1983 y  2004, con las principales realizaciones de gobierno y los problemas económicos y sociales que se plantean en la vida provincial en estos últimos años. Completan esta obra un abundante material ilustrativo, consistente en reproducciones de cuadros, fotografías, mapas y documentos, y una serie de cuadros estadísticos para la mejor comprensión de aquellos temas que hicieron imprescindible su uso. Al final de cada capítulo se cita la bibliografía utilizada para los lectores que deseen profundizar los temas que allí se tratan.